No les ha pasado que son casi las nueve de la noche, están descansando y los buscan “por un archivo que no me llegó” o “revisar unos pendientes de último momento”.
A partir de la pandemia muchas cosas se han trastocado. Antes salías de tu casa, trabajabas, te dabas un break para comer, regresabas para cerrar unos pendientes y luego te ibas al gimnasio, a un café con los amigos o llegabas a cenar con tu familia. Ahora, los horarios de comida y descanso son difusos. Puedes estar comiendo un delicioso taco y recibir una metralla de mensajes por WhatsApp… ¡contéstame, contéstame, contéstame!; aunado a un carrusel de videollamadas por zoom todo el día; correos que llegan y llegan, mas todo aquello acumulado que no ha podido terminar por falta de concentración.
Todos agradecemos la oportunidad de seguir adelante con un trabajo, pero creo que ya es momento de ponerle reglas a la gente, sean colaboradores o clientes. La gente tiene el derecho de hacer una pausa para estudiar, leer, hacer cosas hogareñas o simplemente tumbarse a escuchar la Quinta Sinfonía de Mahler completita sin interrupciones si se le antoja.
Creo que todos estamos sufriendo de agotamiento mental. Aunque duermas 6-7 horas, hagas ejercicio, comas bien, en algún momento todos hemos dejado de disfrutar esas pequeñas cosas cotidianas que nos hacen sentir vivos.
No somos una máquina de resolver pendientes. Somos gente que necesita frescura mental y anímica para dar nuestro mejor trabajo. Hagamos consensos y digamos, “mira, arranquemos el día a las 9 am y a las 2 pm hagamos una pausa de media hora para que TODOS comamos tranquilos”- “El día laboral acaba a las 7 pm y si no es de vida o muerte mándame un mail – NO UNA SERIE INTERMINABLE DE MENSAJES DE VOZ POR WHATSAPP- Prometo contestar tu correo temprano por la mañana”. Ya llevamos casi dos años con esta pandemia.
Es momento de ordenarnos todos un poco. ¿No creen?
